Y
SUS INCREÍBLES ATLANTES
Por:
Roberto S. Contreras Esparza
Recientemente, durante
una investigación que realizábamos fuimos a dar a una interesante zona
arqueológica, de las mas importantes del centro del país y de origen Tolteca y
por la relevancia e interés del mismo, no podíamos dejar pasar la oportunidad
para escribir algo sobre ese rico legado de construcciones que por fortuna
están ahí, para que las visitemos y aprendamos más de ese patrimonio cultural
que nos ofrece. Ya en otras ocasiones, hace algunos años habíamos escrito sobre
esta gran ciudad prehispánica, pero el pretexto es ideal y aquí le mostramos un
poco más de su historia, de su gran jerarquía entre los pueblos de Mesoamérica
y por lo cual, les mostramos lo siguiente:
TULA UNA ANTIGUA GRAN CIUDAD
La Zona Arqueológica de
Tula es las más importantes de la cultura Tolteca. Está formada por un conjunto
de construcciones con un profundo simbolismo religioso como son el Altar
Central, el Palacio Quemado, el Coatepantli o Muro de las Serpientes, los Juegos
de Pelota y el Tzompantli. Pero, si nos adentramos en su rica historia, más
sobre la ciudad de Tula se ha averiguado que las investigaciones arqueológicas
han podido confirmar que esta metrópoli era uno de los centros urbanos más
extensos de Mesoamérica, con cerca de 15 km2 durante su apogeo, que fue
aproximadamente entre 900-1150 d.C. De esta forma, se sabe que era una ciudad
con una gran complejidad económica, política y étnica, con miles de habitantes
agrupados en distintas clases sociales, entre ellas nobles, sacerdotes,
artesanos, agricultores y otros especialistas. Dentro de la ciudad se han
identificado docenas de barrios con sus propios centros administrativos y
templos. El gran avance cultural y la escala urbana de Tula confirma que tenía el
esplendor y la magnitud suficiente para ser identificado como la gran Tollan
descrita en muchas de las crónicas de los pueblos del Altiplano de México que
sobrevivieron a la conquista española.
TULA LA GRAN TOLLAN
Tollan es la primera
ciudad del Centro de México sobre la cual hay registros históricos, en los que
se habla de grupos étnicos específicos, continuidades dinásticas con nombres de
reyes, migraciones, nombres de provincias conquistadas y ciclos épicos del
Rey-Dios Topiltzin Quetzalcóatl. Estudiosos renombrados han señalado que los
mexicas del siglo XVI identificaron claramente los vestigios de Tula (en el estado
de Hidalgo) como la antigua Tollan. Desde 1934, se confirmo la correspondencia
entre los nombres de diversos lugares mencionados en crónicas y documentos
sobre Tollan con sitios localizados en los alrededores de Tula. Entre esas
fuentes se encuentran la obra de Sahagún, los Anales de Cuauhtitlán, la obra de Ixtlilxóchitl y la Historia Tolteca-Chichimeca. En 1946 se
presentó un famoso mapa con los lugares históricos cercanos a Tula mencionados
en las crónicas toltecas.
Es
fundamental entender la importancia y similitud histórica de Tollan o Tula. Por
ejemplo, Sahagún llama a la Tula donde residía el rey Quetzalcóatl, Tollan
Xicocotitlan, es decir “Tula junto a Xicococ”; existe en efecto, cerca de Tula,
el famoso cerro Jicuco. Sahagún menciona también a Xippacoyan (el actual San
Lorenzo, cercano a Tula), llama al río Tula como Texcalapan, nombre que se
encuentra en un mapa del siglo XVIII sobre el área de Tula, que se conserva en el
Archivo General de la Nación, y menciona a Xochi-tlán que se sabe que está
hacia el poniente de Tula. En los Anales
de Cuauhtitlán se menciona al cerro Xicococ como el lugar donde residía
un sacerdote con el cargo de Quetzalcóatl, y también al cerro Cincoc (el
moderno cerro Jorobas), al norte de Huehuetoca y visible desde Tula. Otro lugar
de gran importancia ubicado cerca de Tula es Huapalcalli, “Casa de Vigas”,
donde los informantes de Sahagún dicen que los toltecas vivían antes de que
ellos fundaran Tollan.
Tula aún guarda grandes
sorpresas de su pasado para mostrarnos y la arqueología oficial sigue
trabajando para descubrir más de sus secretos, pero por ahora al estar en esta
antigua ciudad podemos encontrar que entre los lugares a visitar en esta
interesante zona, destacan por su importancia sitios como:
ATLANTES:
Uno de los atractivos principales de la Zona Arqueológica de Tula son los
famosos Atlantes de 4.8 m de altura, cada uno de ellos labrado en piedra
basáltica, quienes custodian la parte superior del Templo de
Trahuizcalpantecutli o “Estrella de la Mañana”. Se dice que estos gigantes
sostuvieron el techo del adoratorio dedicado a Quetzalcóatl, por lo que se cree
que los Atlantes simbolizan a su ejército.
EL
COATEPANTLI O MURO DE LAS SERPIENTES: Es una construcción decorada
con almenas en forma de caracol que simbólicamente representa la resurrección de
Quetzalcóatl cada mañana.
EL
CHAC-MOOL: Para nuestros antepasados, el dios Chac-Mool
representaba la fertilidad del ser
humano y de la tierra, por lo que tenía un lugar importante en su vida.
En Tula, al igual que en Teotihuacán, Chichen Itzá y Xochicalco, se encuentra una de estas figuras de
piedra. Esta figura se encuentra dentro
del Museo Jorge R. Acosta.
PAPALOTL:
Otro elemento que se observa en los
Atlantes, es el escudo que tienen en el
pecho, un símbolo mítico ya que la figura de Quetzalcóatl tenía dos formas de
manifestarse: la serpiente emplumada y
la mariposa o Papalotl.
PALACIO
QUEMADO: En este lugar se encuentran los restos más
significativos del Arte Tolteca, una banqueta adornada por una procesión de 13
personajes. En los grabados de piedra se
ilustra a los jefes toltecas con collares y brazaletes en manos y tobillos. Los
restos muestran evidentes danos de un incendio deliberado, ya sea por los
aztecas o por los conquistadores españoles.
JUEGO
DE PELOTA: Rodeando la plaza había tres juegos de pelota donde
se realizaban encuentros de naturaleza
ritual y sacra. La construcción que se puede observar actualmente es de grandes
dimensiones y tienen un gran parecido al
juego de Chichen Itzá.
Tula es considerada,
junto con Teotihuacán y Tenochtitlán, una de las ciudades más grandes del
Altiplano Central mexicano, la cual entre 900 y 1150 d.C. tuvo una extensión de
casi 16 km2 y una población de miles de habitantes. Asimismo, su área de
influencia se extendió hacia el Centro de México y otras regiones como el
Bajío, la Huasteca, la costa del Golfo, la península de Yucatán, y hasta
regiones más distantes como el Soconusco, la costa del Pacífico en Chiapas,
Guatemala y El Salvador. La importancia de Tula también se debe a que hay datos
etnohistóricos sobre diversos aspectos de su historia y su cultura: nombres de
reyes, relatos sobre la fundación de la ciudad, así como de su conquista y
decadencia. Tula se convirtió en el prototipo de diversas instituciones y
conceptos religiosos del pueblo mexica. Como resultado de las diversas investigaciones
realizadas en la ciudad, se conoce con exactitud su extensión y aspectos
importantes de su crecimiento y desarrollo, así como sobre su organización
económica, social y política.
De acuerdo a fuentes
oficiales de exploraciones arqueológicas publicadas en varios sitios sobre esta
gran orbe, encontramos investigaciones sobre la antigua ciudad que comenzaron
en los cuarenta del siglo XX. Por ese entonces, el arqueólogo Jorge R. Acosta
realizó excavaciones y trabajos de restauración en la sitio, los que
continuaron durante los siguientes 20 años. Sus esfuerzos se centraron en cinco
de los edificios que circundan la plaza central de Tula, los monumentos más
grandes e importantes, el Palacio Quemado, un gran conjunto arquitectónico
porticado situado al oeste, el Juego de Pelota No. 1, localizado en la
plazoleta norte y el muro conocido como Coatepantli.
LOS
DESCUBRIMIETOS CONTINUAN
En años posteriores, en
especial a partir de los setenta, diversos arqueólogos del INAH y de otras
instituciones han realizado proyectos de conservación y restauración en la
misma zona, así como investigaciones en otras áreas de la antigua ciudad. Entre
1968 y 1970, Eduardo Matos excavó y restauró dos estructuras importantes, el
Juego de Pelota No. 2, en el extremo oeste de la plaza principal, y una pequeña
plataforma rectangular que funcionó como Tzompantli, localizada en la plaza,
frente a ese juego de pelota. En 1979, el Centro Regional Hidalgo realizó
algunos trabajos de conservación en el área. El mismo centro desarrolló, entre
1980 y 1982, un programa de excavaciones en diversos puntos de la zona
arqueológica de Tula, como los cerros El Tesoro y Malinche, trabajos estos
últimos coordinados por Rafael Abascal, que también incluyeron el mantenimiento
de la zona monumental. Se excavó parcialmente la gran plataforma y una serie de
estructuras en las terrazas inferiores, localizadas fuera de la zona arqueológica.
Esto es algo de lo
mucho que podemos encontrar al indagar, leer y sobre todo, visitar esta
magnífica orbe de nuestro pasado y
estamos seguros, que Tula cuenta con una historia extraordinaria y que por
fortuna la tenemos en México, una más de nuestras razas que nos dieron origen y
que aun podemos contemplar en el estado de Hidalgo.
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